ESPECIAL DÍA DE LA POLICÍA // Festividad de los Santos Ángeles Custodios, patronos de la Institución

Por José Luis Lindo, Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez

Última actualización 02/10/2012@13:35:38 GMT+1
Muchos lustros han pasado desde que el día 26 de noviembre de 1823, se iniciase el proceso de creación de El arreglo de la Policía del Reino, nombrándose para este cometido al Superintendente General de Vigilancia Pública, José Manuel de Arjona, ya que este asunto era una de las mayores preocupaciones del Monarca Fernando VII, este hecho se llevó a cabo por medio del Duque de Angulema.
 
Arjona llevó a cabo con extraordinaria rapidez el proyecto, ya que el día 21 de diciembre de 1823 había concluido el encargo, elevándolo para su aprobación a la Junta de Ministros de los Consejos Supremos. Tras algunas modificaciones y correcciones, el día 1 de enero de 1824 era aprobado por esta Institución.
 
Quedó aprobado por el Consejo de Ministros el día 6 y, sancionado por El Rey mediante un Real Decreto el día 8. Por último, se promulgaba en una Real Cédula el día 13 de enero de 1824 la creación de la Policía del Reyno de España.
 
Recientemente, el Cuerpo Nacional de Policía cumplía su ciento ochenta y ocho aniversario, desde entonces hasta nuestros días, muchos han sido los cambios sufridos, y muchos de sus miembros perdieron la vida en pos de una sociedad más libre, justa, plural y democrática.
 
No es de hoy, ya en sus comienzos en el siglo XIX, la Policía no gozaba de buenas relaciones por sus cometidos; el clero, jueces y militares eran claros adversarios. Los intereses en los ámbitos eclesiásticos veían en el nacimiento de la Policía, un claro oponente para la instauración de la Inquisición, resumiéndose esta situación por los ultrarrealistas en él: ¡Viva la Inquisición! Frente al: ¡Muera la Policía!
 
Sí, posiblemente murieran muchos hombres de orden en aquellos tiempos, pero no tantos como las vidas que al día de hoy se ha cobrado el asesinato cobarde y pueril de los terroristas de ETA. Pero los hombres que componen el Cuerpo Nacional de Policía –así como otros Cuerpos de seguridad– en el Estado español, saben que una sociedad democrática es una sociedad libre, de ahí que luchen diariamente y se apliquen lo que en este sentido arguyó el escritor Octavio Paz: Sin Democracia, la libertad es una quimera.
 
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, gozan del respaldo y aliento del pueblo español. En el caso que nos ocupa, el Cuerpo Nacional de Policía, ponen de manifiesto día a día con su labor a través del sistema democrático, el trabajo abnegado permanentemente al servicio del ciudadano.
 
Hace ya treinta y cuatro, desde que el día 15 de septiembre de 1978, observábamos por las calles a los hombres del Cuerpo Superior y Policía Armada, fusionados en 1986 en Cuerpo Nacional de Policía.
 
Llegaron en silencio a Aranjuez, sin grandes fastos, como cotidianamente realizan su ingrata y poco reconocida labor. La totalidad de miembros por aquellos días se instalaron en el vetusto y regio caserón del Patio de Atarfe. Entonces, entre miembros del Cuerpo Superior y Policía Armada rondaban los cincuenta y un miembros aproximadamente.
 
En la actualidad, la plantilla cuenta con sesenta agentes: uniformados y de paisano. Entonces contaban con los medios justos para desarrollar su tarea, siendo su parque móvil muy escaso, los Jeep o Land Rover grises que recordaban a la época del régimen franquista, dejaban paso a modernos vehículos. En nuestros días, los agentes cuentan con modernos y punteros medios de transporte, desde los llamados coches camuflados “K”, a los vehículos convencionales “Z” –que observamos por las calles con sus distintivos–, pasando por las motos de proximidad u otros vehículos análogos, es decir, con alrededor de una veintena de vehículos todos prácticamente nuevos.
 
Con la llegada de los agentes del orden en 1979, no se terminaba su implantación, ya que en el espíritu de la mejora de los servicios a la ciudadanía, iba implícito la ampliación de servicios policiales. Así, en marzo de 1979, el vecindario y pueblos aledaños –que hasta entonces estaba supeditado a una serie de días, en los que un equipo del Gabinete de Identificación se personaba en Aranjuez para realizar el Documento Nacional de Identidad–, veían la instalación en la Comisaría de las oficinas para tal fin de forma definitiva. Para dar más facilidad en otras tramitaciones, tuvieron que pasar once años, es decir, en 1989 ya se podía gestionar el pasaporte.
 
La Policía, como todo Cuerpo de la Seguridad del Estado, ha estado siempre en el ojo del huracán, el trabajo que desarrolla no es grato para muchos de los que “trabajan al margen de la ley”, para aquellos que no les apetece someterse a las reglas del orden, del estado de derecho, del civismo y el respeto a los demás ciudadanos.
 
En la década de los años ochenta, la situación para este Cuerpo en Aranjuez se tornó difícil, ya que estuvo en vías de su desaparición, llevando el consiguiente perjuicio para la ciudadanía. El pueblo, disgustado porque esta decisión era una vuelta atrás, se sentía solidario con sus miembros y, avalaba con sus firmas el asentamiento definitivo de la Comisaría en Aranjuez.
 
La relación de esta Institución policial con el pueblo de Aranjuez, va mucho más allá que la meramente profesional, estando sus miembros ya entrelazados con la propia historia del municipio, ya sea desde el ámbito familiar, social o en el reconocimiento público. Prueba evidente es la máxima distinción que ostenta –ninguna Comisaría antes en España la posee–, la Medalla de Oro del Real Sitio y Villa de Aranjuez, respaldada por cincuenta y tres adhesiones y otorgada en el Pleno de la Corporación el día 2 de julio de 1998.
 
El día 2 de octubre, la Comisaría ribereña celebrará una nueva jornada de su Patrón de los Santos Ángeles Custodios, lejos queda aquella precipitada celebración que se diese en su primer año en la Real Sociedad Hípica de Aranjuez. Hoy –ya consolidado en el pueblo ribereño–, el día de la onomástica del Cuerpo policial sirve para estrechar aun más si cabe, los lazos de confraternización con otros Cuerpos policiales, con las autoridades del municipio y el pueblo mismo.