lunes, 7 de noviembre de 2011

En Román Paladino


Por Pablo Mosquera 



¡Gracias, Guardia Civil! Mientras los politicos hablan, la Guardia civil sigue trabajando. Mientras los políticos quieren adjudicarse el triunfo sobre ETA, la Guardia Civil no descansa y mantiene sus operativos. que han sido el núcleo central sobre el que gravita el exitoso acoso a la banda Mientras los políticos caen una y otra vez en tentaciones mediáticas de conferencias en las que se da protagonismo a ETA ysu entorno, la Guardia Civil detiene a sus comandos. 
Mientras el candidato a seguir en el Gobierno trata de apuntarse el éxito del final
del terrorismo, la Guardia Civil celebra su patrona recordando a más de 200 agentes asesinados por los gudaris.



Dice el Cantar de Mfo Cid: «qué buen vasallo, si tuviese buen señor». Son 167 alíes de servicio a España Desde la austeridad casi franciscana de aquellas casas cuarteles en la España rural, hasta las modernas instalaciones actuales. Algo tiene este cuerpo que transmite orgullo de padres a hijos para seguir -polillas- el servicio en las más diversas circunstancias, incluida la del riesgo que hemos compártido en silencio. sin un paso atras en el Pais Vasco, para llegar hasta hoy. en que la perseverancia ha dado sus frutos, dejando claro que la colaboración internacional ha sido más eficaz en la medida que se ha permitido la presencia de la Guardia Civil en territorio de Francia.



He visto a jóvenes recién salidos de Valdemoro y veteranos oficiales y suboficiales compartir en Sansomendi de Vitoria momentos duros; lo mismo en Llodio, un emplazamiento que ETA quería borrar de la faz de la Tierra, o a las unidades de información y del GAR realizar su trabajo en los momentos más diflciles, casi desesperados de contra la lucha contra el MLNY, cuando parecía que iban ganando.



A mis escoltas de la unidad de élite de la policía vasca los sometía a un test. Consistía en acudir regularmente al bar de jefes y oficiales de la Guardia Civil en Vitoria. Solo me servían los que no se quedaban fuera. Con el tiempo, eran ellos mismos los que me pedían entrenar con sus hermanos mayores del Instituto armado. 



No debemos olvidar nunca lo que este país le debe al benemérito instituto donde enseñan que hay dos cuestiones básicas en la vida: el servicio a España y el honor. Con gentes así paisanos en estado puro, dedicados a cuidar de los demás, este viejo territorio puede dormir tranquilo.